Modificaciones para la vida en democracia

(Imagen: https://www.revistaciendiascinep.com/home/democracia-y-democratizacion-en-el-peru/

  • Selva Morey
  • Docente principal de la Facultad de Ciencias de la Educación y Humanidades de la UNAP
  • selvamorey75@gmail.com

Tal como los tiempos cambian por factores que la tocan directamente en el curso de la vida y por ello hablamos de épocas, etapas signadas por la moda, música, economía, arte, política, etc.; así el ser humano va cambiando y adaptándose a su medio para encontrar el equilibrio en esa realidad que no dirige, ni siquiera anticipa, pero llega; permitiendo su desarrollo y crecimiento. Es la aspiración legítima de la humanidad. Desde el fuego, la rueda, el arado, la pólvora, el hormigón, la bombilla, la máquina a vapor, hasta transitar, ahora, por la tecnologización más ambiciosa que ha separado a la humanidad entre los que la entienden y manejan con destreza y conocimiento y los que, con esfuerzo y gran voluntad, van aprehendiendo la naturaleza de su funcionamiento, han ocurrido cambios de pensamiento y desempeño individual en la humanidad. Cada impacto social ha conllevado a variaciones de pensamiento y conducta. El cambio es de imperiosa necesidad para la salud de los pueblos, baste con reflexionar acerca de las modificaciones que afrontamos, aún sin pensarlo, para moldear nuestro pensamiento individual y ser influencia en los demás; si tan solo asumiéramos conscientemente el dicho de Antoine-Laurent de Lavoisier, padre de la química “nada se crea, ni se destruye, solo se transforma”, en analogía con los hechos vivenciales, con seguridad llegaríamos a considerar naturalmente los cambios propuestos y aunque creamos que algunas de nuestras acciones caen en saco roto o no tienen consecuencias, la verdad es que nada queda sin concluirse.

Nuestro país, perteneciente al nuevo continente también manifiesta los retos de la globalización, los cambios medioambientales y las crisis económicas y financieras que causan importantes transformaciones sociales que provocan el aumento de las desigualdades, la extrema pobreza, la exclusión y la negación de los derechos fundamentales. La variación poblacional en aumento ya sea por migración de otras latitudes o del campo a las ciudades dificulta el proceso de organización territorial y las comunidades nacen desordenadas, sin ninguna orientación; el difícil o nulo acceso a las necesidades básicas; el deseo legítimo de cambiar un hábitat que hasta el momento no le procura beneficios ni oportunidades de crecimiento, la lenidad de la atención a la obra social por los comprometidos a solventarlas, son una serie de factores determinantes para la insatisfacción de las personas que finalmente, no ven de qué manera alcanzar la equidad que reclaman, la justicia que esperan; porque además del crecimiento vegetativo y las condiciones económicas no han contribuido en el tiempo a capacitarlos y darles mínimamente el conocimiento para ejercer su propia defensa apelando al diálogo, a la concertación, al acuerdo, a la renuncia parcial de sus exigencias y lograr las condiciones para el bien común; por el contrario, y a manera de escudo defensor de sus exigencias y demandas apelan a razones de fuerza y confrontación. ¿Vale la pena destruirlo todo? Es sumamente fácil esta opción. Construir y progresar es el reto, pero acarrea esfuerzo, se necesita pensar para construir, se necesita proyección y amplitud de criterio, ideales por lograr, disciplina, fortaleza de ánimo. Falta identificarse con el otro, mi amigo, mi hermano, mis padres, mis hermanos, mi familia. Pensar en lo que ellos también necesitan y contribuir con esfuerzo, con inteligencia para reflexionar, pensar, acordar y acometer a la brega sana, productiva, aleccionadora e influyente del trabajo cotidiano y de la capacitación. La ignorancia es el principal flagelo de la humanidad, en contraposición, el conocimiento su mayor poder.

En los acontecimientos que, infortunadamente, venimos testimoniando en los departamentos del sur de nuestro país, el desbande de hechos luctuosos que denotan una gran falta de hermandad, un deseo antidemocrático de sojuzgar a las fuerzas del orden para imponer objetivos individuales, se constata el total desconocimiento de la Constitución Política el Perú, de la Ley y su Reglamento, documentos oficiales por los cuales se conduce la democracia en nuestro país; y todo esto con total impunidad e irrespeto por los ciudadanos que no participan de estos hechos y que los condenan. Hay que hacer modificaciones en algunos artículos de la Ley, es cierto, por aquello que se requiere cambios acordes con el tiempo y las circunstancias que se viven, pero sin agredir y destruir lo que tanto cuesta adquirir.