La UNAP y la transformación social


Por una universidad científica y democrática al servicio del pueblo

  • Gladys M. Vásquez Pinedo
  • Docente de la Facultad de Ciencias de la Educación y Humanidades de la UNAP
  • gvasquezpinedo@outlook.com

Así rezan los lemas y arengas principistas de miles de estudiantes universitarios contestatarios de todo el mundo. Ellos exigen cambios sociales en las calles y plazas con la culminación de un debate de ideas y la proclama de su plataforma de lucha, síntesis de las reivindicaciones más sentidas de una juventud que aspira al conocimiento científico con acceso a todos, al bienestar pleno de la sociedad, a la oportunidad de un cambio de estatus social y económico, a la generación de fuentes de trabajo a partir de su profesionalización. Por ello, propugnan la democratización de la universidad pública, gratuita y de calidad. El libre ingreso y los claustros plenos en el que convergen estudiantes y docentes son escenarios que parten de la crítica y la autocrítica para cuestionar lo que no se hizo para dar el gran salto dialéctico como institución superior.

Praxis fundamental en un Estado de derecho, siendo este una forma de organización política en la cual el ejercicio del poder se encuentra sometido a los parámetros del derecho; es decir, la forma como se ejerce el poder, se rige por los mandatos que emanan del orden jurídico vigente. Hoy la élite que logra su ingreso y mantiene su estatus privilegiado por cinco años, al egresar tiene la oportunidad de competir en el mercado laboral por un puesto de trabajo que lo ubique en la clase media. El gran problema es que la Universidad no responde a las necesidades técnicas, políticas ni económicas de una sociedad cada vez más caótica, porque los medios de producción se concentran en pocas manos y la gran fuerza productiva carece de medios, recursos e industrias para forjar riqueza.

Las universidades nacieron como expresión del renacimiento intelectual iniciado en el siglo XI en torno a la filosofía y teología. En la actualidad, la filosofía y el pensamiento lógico quedaron relegados al oscurantismo pragmático, carente de crítica y autocrítica. Hay un marcado sello de agua de la herencia religiosa que forma seres humanos desde la cuna hacia otros planetas. No importa cuán avanzados estén los inventos tecnológicos. Las universidades se formaron principalmente de las escuelas catedralicias llamadas a dar una enseñanza superior.

América Latina está convulsionada por miles de voces que exigen cambios urgentes en las políticas de Estado, el modelo económico que guillotina a la ciudadanía con los tributos exigibles a las mayorías de precaria economía mientras se exonera a las grandes empresas fracasó. El capital bañado de sudor y lágrimas, teñido de sangre e impregnado del lacerante dolor del trabajador esclavizado y miserable en una fábrica o que yace al fondo del socavón es la flameante bandera de los gobernantes de la nueva civilización. La Universidad nació para el desarrollo del conocimiento científico.

El término «universidad» se deriva del latín universitās magistrōrum et scholārium, que significa 'comunidad de Profesores y Académicos'.

El Perú que es fiel reflejo del sistema neoliberal que impera en los países de Latinoamérica, hoy celebra orgulloso sus doscientos años de “liberación”, importando productos procesados como papa, maíz, petróleo, arroz y algodón. Agudizado a la crisis estructural de la salud y la educación. La Universidad aún no asume el reto de dar alternativas de solución para esta problemática. Se limita a la administración de los recursos que recibe. Lo académico y la investigación no son el paradigma de su papel en el cambio y la transformación social.

La Universidad Nacional de la Amazonía Peruana inició estos cambios. Celebró contratos con transparencia en la praxis de rendición de cuentas. Aprobó su Estatuto. Eligió interinamente a tres brillantes profesionales como autoridades: rectora: Dra. Lastenia Ruiz, vicerrectora académica: Dra. Matilde Rojas, vicerrector de Investigación: Dr. Alenguer Alva. Aprobó la conectividad con internet de calidad para mejorar el desarrollo de las labores académicas de estudiantes y docentes en el proceso de enseñanza-aprendizaje, investigación formativa y de responsabilidad social universitaria, competencias inherentes a la formación integral de una juventud vigilante de la inversión eficaz del presupuesto público, que surge como la generación del Bicentenario que se moviliza con el lema soberano ¡La juventud consciente jamás será sirviente! ¡La UNAP con el pueblo! ¡El pueblo con la UNAP!