La ventaja del conocimiento y el poder

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  • Selva Morey
  • Docente principal de la Facultad de Ciencias de la Educación y Humanidades de la UNAP
  • selvamorey75@gmail.com

Alvin Toffler, escritor, futurólogo estadounidense, autor de obras consideradas de obligada lectura en los claustros universitarios del mundo, se refirió en su obra El cambio de poder, acerca de la revolución digital, de las comunicaciones y la tecnología. Reconocía, junto a otros escritores de la época, que el conocimiento, no el trabajo o las materias primas, sería el recurso económico más valioso de las sociedades desarrolladas. La definición de riqueza en épocas pasadas consistía en la abundancia de cosas preciosas y bienes materiales, que traía aparejada al poder. Quien más bienes de fortuna poseía era quien detentaba el poder. Dinero, piedras preciosas, tierras, títulos nobiliarios, eran los elementos que sostenían el poder de alguien o de algunos, que en siglos pasados, fueron muchos los que la detentaron: la nobleza europea, la clase pudiente de otras épocas, empresas y monopolios.

No obstante, el mundo fue cambiando por el impacto de factores externos que modificaron la conceptualización de esta idea. Muchos hechos históricos tuvieron injerencia en la ocurrencia de estos cambios: la actividad productiva por la división del trabajo, la acumulación de capital y la valoración de los mercados; y otros temas ampliamente desarrollados en La Teoría Económica de Adam Smith. Sin embargo, la pugna social de los extremos económicos siempre será entre la acumulación de la riqueza que da poder, pero sin conocimiento que conlleva muchas veces a perseguirlo con algún método non sancto y el verdadero poder del conocimiento que ha ido cambiando las acciones sociales y políticas hasta evidenciar con hechos el éxito que alcanzan las personas que no poseen riqueza material, pero sí, conocimiento e información para la conducción humana. Todo mundo puede ahora, pretender un sitial, aunque solo lo conseguirá con la riqueza del conocimiento.

A las generaciones de jóvenes que ahora inauguran nuevas formas de aprender con herramientas modernas de la tecnología de punta; las nuevas concepciones de vida que les otorgan autonomía; el natural hartazgo social que deviene de modos y costumbres que no satisfacen a las comunidades, les corresponde restaurar ideales adormecidos para mejorar la vida con equidad y empatía y así podrán palpar con renovado aliciente y esperanzadora realidad su protagonismo social, con la riqueza cognitiva, su gran energía e identidad nacional.

Aunque no solo es el conocimiento la receta segura que antecede al éxito, ni este se va a aparecer solo con el deseo de su posesión. Debe estar encabezando una lista importante de pequeños esfuerzos y voluntad que lo complementen en el objetivo propuesto, no podrá haber conocimiento si no existe perseverancia en el trabajo intelectual, disciplina y compromiso, un gran deseo de triunfo, una terca decisión de avanzar contra viento y marea en su consecución. El entendimiento personal e individual para lograr el éxito deseado empieza por una serie de sentimientos contradictorios que deben vencerse sin prisa, pero sin calma y sin perder el norte del objetivo final: ser útil para la humanidad.