Comunicación eficaz

(Imagen: https://aceleratucarrera.com/la-importancia-de-una-comunicacion-eficaz/

  • Selva Morey
  • Docente principal de la Facultad de Ciencias de la Educación y Humanidades de la UNAP
  • selvamorey75@gmail.com

Cuando en la enfrascada búsqueda de un tema que motive a la reflexión de un aspecto importante de la vida, como es la eficacia en la comunicación, de pronto “cae” un libro en la mano y me llama la atención. Me encontré, entonces, con Ismael Cala y Camilo Cruz, hablando sin ambages y ampliamente acerca de cómo siendo el lenguaje oral el patrimonio eminentemente humano, conjuga y contrasta con los sentimientos, las verdades desnudas y aún, amasa conflictos, separa o junta, dependiendo de la intencionalidad del que asume los sonidos significativos en una sesión o encuentro amical, familiar o social. No dudo de la calidad y experiencia de los presentadores del tema: Ismael Cala, periodista, conferencista, productor y presentador de radio y televisión, cubano de 53 años trabajó muchos años en CNN en español, la cadena de noticias por cable en EE.UU. y Camilo Cruz, escritor y autor best seller internacional de muchas obras de autoayuda y superación personal. Ambos participaron de un importante y exitoso conversatorio acerca de “Las dos caras de la comunicación” que, posteriormente se publicó en un libro del mismo nombre.

Dicen los autores que el hecho es no quedarse en el acto de informar. Es esencial comunicar. Y no es cuestión solo de hablar claro, también es saber escuchar con empatía, aprender a identificar las emociones y estados de ánimo que complementan lo que estás diciendo, es saber que, cuando hablas, todo tu cuerpo habla. Esa común acción puesta en práctica genera sensaciones agradables, una escucha interesante, una gratificante atención, una respuesta gentil o por lo menos tolerante. Comunicarse es la interacción más verídica en la demostración de nuestras profundas convicciones. Aunque muchas veces, existe el riesgo en que el ego dictamine nuestros actos porque jamás aprenderemos a escuchar y no se podrá lograr una relación sana con nadie ni con nosotros mismos. El ego aniquila el ser, impidiendo el protagonismo de la empatía que sí une y reafirma nuestra personalidad. No hay nada peor que escuchar a alguien que no deja espacio al diálogo. Escuchar es aprender a ver el mundo desde una posición de sinergia, como un todo y no solo de la parte que nos toca. Stephen Covey, en su libro “La tercera alternativa”, propone: No es “tu solución” ni “mi solución”, sino la “tercera alternativa”; es decir, salir del debate hacia un punto en el que nadie tenga que ceder nada y todos salgan ganando. Esto pasa cuando antes de entrar en la discusión pensamos: ”Si transo, si cedo, no avanzo”, Covey afirma que muchas personas no ven seres humanos en sus interlocutores, sino ideologías; no respetan sus puntos de vista y ni siquiera tratan de entenderlos.

Hablamos con nuestras posiciones corporales, con nuestras miradas, con el roce casual de nuestros cuerpos, con los gestos que sin proponerse afloran como respuesta anímica de nuestro sentir y estas manifestaciones de las cuales no somos, muchas veces, conscientes son captadas por los demás, los que elucubran o especulan sobre nuestro comportamiento o actitudes. También el silencio tiene su cuota de comunicación, Se da por hecho que, si alguien calla, es porque no tiene nada valioso que decir; si acaso ha sido señalado por algo, entonces su silencio se toma como prueba de que no tiene cómo demostrar inocencia y acepta su culpabilidad; de ahí el refrán “el que calla, otorga”. Sin embargo, en la comunicación puede darse el silencio de uno de los interlocutores y no es la ausencia de comunicación; de hecho, es el mejor aliado cuando no hay nada importante que decir.

Un aspecto sumamente importante es no terciar en la conversación Es de muy mal gusto y pésima demostración de mala educación el interrumpir una conversación, sin embargo, en casos especiales de reuniones sociales son toleradas si no aceptadas, como parte de la dinámica de la conversación; lo malo está en que si ocurre con frecuencia se crea un mal hábito que crea malestar y puede generar una mala reacción. El problema es que tendemos a interrumpir para no olvidar una idea, o ante las palabras de quien habla nos recuerda algo y sentimos la urgencia de compartirlo antes de olvidarlo. Sin embargo, es mejor aprender a hablar cuando sea el turno. Hay pocas cosas frustrantes como ser interrumpidos cuando estamos hablando.

Cita Albert Camus: ”Todas las desgracias de los hombres provienen de no hablar claro” y, en el análisis, por claridad, se refiere a la credibilidad de nuestros mensajes por nuestro interlocutor. Concretamente es preciso saber a ciencia cierta qué tanto influye en las decisiones que toman nuestros interlocutores con respecto a lo que decimos con el mensaje verbal, el mensaje vocal y el mensaje visual. El mensaje verbal que es la idea que comunicas, las palabras que expresas, acerca de proyectos, opiniones, etc., pero no es la totalidad; es apenas una parte del todo. El mensaje vocal corresponde a la forma en que pronuncias las palabras, la entonación, el ritmo, la proyección y la resonancia de la voz; el énfasis que das a ciertas palabras y la emoción que imprimes y; por último, el mensaje visual, lo que el interlocutor ve en ti: expresión, gestos y movimientos de tu cara y la postura de tu cuerpo cuando hablas; es decir el lenguaje corporal y en este sentido es muy importante cuando tus palabras dicen una cosa, pero tu lenguaje corporal dice otra. El lenguaje del cuerpo humano es más complejo de lo que parece.

En conclusión: Para comunicarnos con entusiasmo y efectividad es necesario que seas consciente de todos los aspectos de tu estilo personal de comunicación. El comunicador ideal habla con claridad, seguridad y confianza al mismo tiempo que escucha con atención y sensibilidad.

(Comentarios de Cala y Cruz en “Las dos caras de la comunicación” - Taller del Éxito, Inc. 2015. Impreso en Estados Unidos).