La psicología como ciencia


(Imagen: Web Google)

  • Oswaldo Pró Concepción
  • Exdocente de la Facultad de Ciencias de la Educación y Humanidades de la UNAP
  • oproconcepcion@gmail.com

En la actualidad, la psicología en tanto actividad científica, evidencia la crisis de la base económica que la determina y a la cual sirve. La mayoría de los psicólogos de nuestro país no se han ubicado en una posición crítica frente a la situación actual en general y a las “psicologías”, en particular, cuyo desarrollo y vigencia están en razón inversa a los intereses mayoritarios consciente o inconscientemente que se adscriben al orden social vigente, pierden sus aspiraciones científicas a cambio de “resultados prácticos” inmediatos: se hacen técnicos a pesar suyo; no se han detenido a considerar los problemas iniciales: los fundamentos de la psicología, la definición del hombre con criterio científico, la explicación del psiquismo humano: la consciencia.

El encaramiento de los problemas del hombre, desde la antigüedad hasta el presente, ha sido asumido desde dos posiciones radicalmente opuestas: el idealismo y el materialismo filosófico. Desde tales posiciones se fundamentan dos psicologías que orientan dos maneras de tratar al hombre, dos modos de ser psicólogos y dos maneras de ubicarse como factor humano frente a la realidad. En suma, estas dos posiciones son la expresión de dos concepciones del mundo.

El idealismo, tanto en su versión de idealismo objetivo (esquema clásico Platón-Hegel) como de idealismo subjetivo (Barkeley, Fichte, Mach y otros), parte del reconocimiento de carácter primario de la conciencia, esta es considerada como causa del ser. El idealismo que no hace sino especular con el problema fundamental de la filosofía, no ha podido superar la contradicción en la que se debate la “razón universal”, el “psiquismo puro” aislado de la actividad práctica.

El materialismo, en oposición al idealismo, reconoce el carácter primario, inicial, de la materia. Para el materialismo la materia es la base de todo lo existente. El materialismo dialéctico es la unidad orgánica del materialismo (el carácter primario de la materia) y la dialéctica (método desarrollado por Hegel, que considera los fenómenos producidos en la realidad en movimiento, desarrollo y cambio constante) que conforman una teoría correcta para interpretar y transformar el mundo: los fenómenos de la naturaleza, de la sociedad y del pensamiento.

1) El proceso vital del hombre
Por lo general la psicología estudia al hombre abstraído de su historia, de su trabajo y de su condición social; no considera que la actividad psíquica esta condicionada por la actividad social, por la práctica social y que esta es, fundamentalmente, una actividad productiva, en las que se desarrollan determinadas relaciones. C. Marx precisa con claridad el contenido del hombre, afirma que “la esencia humana no es algo abstracto inherente a cada individuo. Es, en su realidad, el conjunto de las relaciones sociales.

Esto quiere decir que para comprender la “esencia” del hombre es necesario analizar el conjunto de sus relaciones sociales, un análisis científico de la sociedad, que constituye el marco de referencia del individuo. Ciertamente, algunas escuelas psicológicas consideran los factores sociales y su incidencia en la conducta normal y patológica, con la diferencia de que, o bien consideran los factores del medio social omitiendo relievar entre ellos los fundamentales, los determinantes; o consideran al hombre aislado , “independiente”, “autónomo”, “enfrentado” a la realidad que lo restringe, es decir, que la realidad social sería una “intuición sensible”, una “experiencia pura” y no una actividad práctica pura y no una actividad práctica humana donde el hombre es al mismo tiempo sujeto y objeto de su propia formación por el trabajo en la sociedad.

Es un hecho que el hombre es producto de su trabajo en la base del desarrollo de su cerebro y la formación y desarrollo de su pensamiento; también es un hecho que su trabajo se realiza en condiciones histórico-sociales determinadas: en la actualidad, las condiciones la determinan, en general, la última fase del capitalismo y las revoluciones proletarias en la perspectiva del socialismo.

Esto quiere decir, que para comprender la actividad psíquica debemos estudiar la actividad social que se desarrolla sobre la actividad productiva, y esto porque “La psicología no detenta en absoluto el «secreto» de los hechos humanos, y ello simplemente porque ese «secreto» no es de orden psicológico” (G. Politzer, 1947).

2) La actividad psíquica
El hombre es un ser social e histórico, en un “proceso” y este es el de su actividad práctica. El hombre se “hace” a sí mismo haciendo el mundo y recíprocamente. Su actividad psíquica, su conciencia, es el reflejo de su propia actividad, de su historia personal y, al mismo tiempo, al reflejo de la historia de su medio, prevalentemente social.

La psicología al estudiar al hombre debe partir de un análisis de su historia, de su trabajo y de su condición social, lejos de quedarse en el comentario de los “desajustes” con el medio, con la existencia, sin tener en cuenta el examen de las condiciones y contradicciones de la existencia misma. Son las relaciones sociales, las relaciones de producción, las que producen al individuo y, en consecuencia, se trata del estudio del hombre en condiciones concretas de existencia. Es decir, que la práctica social del hombre, su proceso vital, determina la particularidad de su consciencia, está de acuerdo con su nivel de organización y desarrollo, cobra expresión en diferentes formas de conducta que responden situaciones concretas, esto porque el comportamiento del hombre está influenciado, hasta en los aspectos más sutiles de su actividad social, por su situación económica, particularmente por su ámbito de trabajo.

En esta perspectiva, lo que fundamenta una psicología científica, una psicología dialéctica (J. Thenon, 1974), es el conocimiento de la actividad nerviosa superior y el conocimiento científico de la sociedad: la economía política, la historia, la sociología y la teoría del conocimiento materialista dialéctica, que no puede explicar la actividad psíquica sino partiendo del hombre como ser material en su correlación con el mundo.

Queda claro que hay una dependencia causal de la actividad psíquica, de la conciencia, respecto a la actividad práctica.

3) La conciencia
La conciencia es una forma superior de reflejo, específicamente humana. Es una propiedad, no el producto una función del cerebro humano como un todo del único sistema material que representa la forma suprema de la materia organizada en la Tierra. Pero el cerebro de por sí no determina la conciencia; el cerebro es el órgano, no la fuente de la conciencia.

Al referirnos a la forma específicamente humana del reflejo, nos estamos refiriendo a la actividad psíquica, a psiquismo humano. Pero no significa, de ningún modo, que la conciencia y el psiquismo sean idénticos. La conciencia es la forma superior del psiquismo.

La conciencia como proceso en el cerebro humano determinada por el lenguaje, es la materialización y el vínculo de aquella actividad social, está en su origen y desarrollo, indudablemente ligada al lenguaje. La conciencia cobra forma real de su existencia, se expresa, en el proceso vital del hombre, en la actividad humana práctica o teórica basada en el lenguaje y orientada hacia un fin determinado.

El reflejo del mundo exterior, por el cerebro humano, como un proceso ininterrumpido, al nivel de la conciencia se constituye en el conocimiento de la realidad histórica social determinada. Pero no se trata solo del conocimiento del mundo exterior, no se trata solo de la capacidad del hombre de tener conciencia de las cosas y de los procesos fuera de él, sino que es también la conciencia, el conocimiento de sí mismo, es darse cuenta que de sus actos y de la consecuencia de estos, de sus sentimientos, de su posición en el sistema de producción y de sus relaciones en este; se trata de la autoconciencia del hombre como ser social (A. Spirkin, 1965).

La conciencia, en tanto conocimiento de la realidad, es tal cuando vuelve y actúa sobre ella. El hombre por su conciencia se orienta y transforma al mundo sobre la base de la práctica social.

Por consiguiente, sabemos de la vida psíquica de los demás, llegamos al conocimiento de su conciencia, de su “esencia” a través de su expresión, en todas las formas de conducta; a través del “esquema de la conciencia”, conducta total es un hombre, en la que, naturalmente, se incluyen también sus manifestaciones verbales (B. Llopis, 1970).