La educación inicial en el Perú: cimientos para el desarrollo integral desde la primera infancia

(Imagen: Niños felices en la escuela - rawpixel.com)

  • Josefa Alegría Ríos Gil
  • Docente de la Facultad de Ciencias de la Educación y Humanidades de la UNAP
  • jriosgil@yahoo.com

Resumen

La educación inicial es la base del desarrollo integral de las niñas y los niños y constituye un derecho fundamental que el Estado peruano ha venido fortaleciendo desde hace casi un siglo. Este artículo conmemora el Día de la Educación Inicial (25 de mayo), abordando los orígenes de su institucionalización, su importancia pedagógica, los objetivos fundamentales de esta etapa educativa, y la necesidad de fortalecer la formación docente y las alianzas con la familia y la comunidad.

Introducción

Cada 25 de mayo, el Perú conmemora el Día de la Educación Inicial, una fecha que trasciende lo simbólico para recordarnos la responsabilidad colectiva de garantizar el derecho a una educación oportuna, pertinente y de calidad desde los primeros años de vida. Esta conmemoración se sustenta en un hito histórico: la creación del primer jardín de infancia estatal del país en 1931, liderado por Emilia Barcia Boniffatti, figura pionera de la pedagogía infantil en el país. Desde entonces, la educación inicial ha evolucionado en su conceptualización y alcance, consolidándose como una etapa clave para el desarrollo cognitivo, emocional, físico y social de la infancia.

Fundamentos históricos: la creación del primer Jardín de Infancia

El primer Jardín de Infancia Estatal del Perú fue inaugurado el 25 de mayo de 1931 en Lima, gracias a la iniciativa de Emilia y Victoria Barcia Boniffatti, quienes introdujeron al país enfoques pedagógicos contemporáneos inspirados en Montessori, Decroly y Fröbel. El establecimiento de esta institución no solo marcó el inicio de la educación preescolar pública en el país, sino que sentó las bases para un enfoque centrado en el bienestar integral del niño o la niña, a través del juego, el afecto y la experiencia activa como métodos de aprendizaje.

La importancia de la educación inicial en el desarrollo integral

La educación inicial es la primera etapa del sistema educativo formal, orientada a niñas y niños menores de seis años. Desde una perspectiva científica y pedagógica, está comprobado que los primeros años de vida constituyen una ventana de oportunidad única y decisiva para el desarrollo del cerebro humano. Durante este periodo, se forman las conexiones neuronales que sostendrán las capacidades cognitivas, socioemocionales y motoras a lo largo de la vida. La calidad de los estímulos y del entorno en estos años tempranos tiene un efecto duradero en el aprendizaje, la salud y el bienestar general de las personas.

Según investigaciones de organismos como Unesco, Unicef y el Banco Mundial, la inversión en educación inicial genera mayores retornos sociales y económicos que cualquier otro nivel educativo, especialmente en contextos de pobreza y vulnerabilidad. Brindar una educación inicial de calidad contribuye significativamente a romper el ciclo intergeneracional de desigualdad, mejora los resultados en los niveles educativos posteriores y potencia las habilidades para la vida. La educación inicial cumple funciones múltiples: preventiva, al identificar y atender tempranamente retrasos o dificultades en el desarrollo; compensadora, al ofrecer mayores oportunidades a niños y niñas en situación de desventaja y formativa, al consolidar hábitos valores y habilidades fundamentales.

Desde el punto de vista curricular, se propone una educación centrada en el juego, la exploración activa, el arte, el lenguaje, el movimiento y las relaciones afectivas, reconociendo al niño o niña como sujeto de derechos y protagonista de su propio aprendizaje.

Formación docente: una condición esencial para la calidad educativa

El fortalecimiento de la educación inicial depende en gran medida de la calidad de formación de sus profesionales. Las maestras y promotoras educativas del nivel inicial no solo requieren conocimientos pedagógicos especializados, sino también competencias socioemocionales, éticas, interculturales y de trabajo con familias y comunidades. Son profesionales que deben ser capaces de diseñar ambientes de aprendizaje estimulantes, seguros e inclusivos; observar con atención los procesos de desarrollo infantil; acompañar con ternura y firmeza los aprendizajes de cada niño y responder de manera reflexiva y contextualizada a su necesidades e intereses.

La formación inicial docente debe estar sustentada en enfoques contemporáneos del desarrollo infantil, la neurociencia, la didáctica del juego, la atención a la diversidad, la evaluación formativa y la participación de las familias. Requiere también integrar conocimientos sobre políticas públicas, derechos de la infancia y gestión pedagógica, para que los futuros docentes puedan desempeñarse con solvencia en diversos contextos educativos. Es imprescindible consolidar rutas formativas continuas. Es decir, la formación no termina en las aulas universitarias o pedagógicas, debe proseguir mediante acompañamiento, comunidades de aprendizaje, investigación y acceso permanente a recursos de actualización profesional.

Por otro lado, se debe garantizar que los formadores de docentes cuenten con sólidos saberes especializados, y que las instituciones de formación docente estén vinculadas con experiencias reales en territorio, incluyendo prácticas sostenidas en centros de educación inicial pública y comunitaria.

Familia y comunidad: aliados estratégicos en la educación desde la primera infancia

La corresponsabilidad en el desarrollo infantil temprano es un principio clave en las políticas educativas contemporáneas. El rol de la familia, especialmente de madres, padres y cuidadores, es insustituible en la construcción de vínculos seguros y en la formación de hábitos, lenguajes y valores. De igual modo, la comunidad, a través de servicios de salud, espacios públicos, organizaciones sociales y gobiernos locales, puede y debe contribuir a garantizar entornos protectores y estimulantes para la infancia.

Una educación inicial sólida requiere del trabajo conjunto entre el Estado, las instituciones educativas, las familias y la comunidad, construyendo redes de apoyo que sostengan a cada niña y niño en su trayectoria vital.

Conclusión

Conmemorar el Día de la Educación Inicial no es solo recordar una fecha histórica. Es reafirmar un compromiso ético, social y político con la infancia. Invertir en esta etapa es apostar por la equidad, por el cierre de brechas desde el inicio de la vida, y por la construcción de una sociedad más justa y solidaria. Como país, debemos seguir fortaleciendo la formación de nuestras maestras, expandiendo el acceso con calidad y asegurando que ninguna niña o niño quede fuera de este derecho esencial. Solo así podremos garantizar que la escuela, desde su primer peldaño, sea un espacio de cuidado, aprendizaje y esperanza para todos.

Bibliografía

  • 1. Banco Mundial. (2019). El aprendizaje empieza temprano: Qué funciona y qué no en el desarrollo infantil temprano. Washington, D.C.
  • 2. Heckman, J. (2011). The Economics of Inequality: The Value of Early Childhood Education. American Educator, 35(1), 31–35.
  • 3. Ministerio de Educación del Perú (Minedu). (2021). Currículo Nacional de la Educación Básica. Lima: Minedu.
  • 4. Unesco. (2017). Educación y cuidado de la primera infancia: fundamentos y tendencias. París: Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.
  • 5. Unicef. (2020). La importancia de la educación en la primera infancia. Nueva York: Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia.