Del Cristo pobre su amazónica Navidad


En homenaje al maestro sutepista Migdonio Hidalgo

(Imagen: https://www.shutterstock.com/es/image-photo/siem-reap-cambodia-13-december-2014young-1242545356)

Chacarero de mi tierra, tú no tienes Navidad
De la ribera, su tierra generosa: uvos, caña, pan del árbol y plátanos proveerá.
Las huanganas, los perezosos y sachacuyes abundante cosecha tendrán.
De la playa limosa de arena negra: sandías, melones, zapallos y frejoles brotarán.
En la selva de las chicharras, las luciérnagas son linternas con el brillo de la Navidad.

La creciente va comiendo tu pobreza y nada más
Arrasando a su paso los aguajales, arrozales, chiclayales, pijuayales y yucales.
De las proteicas carachamas, sus cochas y huevos desaparecerán…
Y desde humildes palafitos treparán los niños a los más altos árboles frutales,
compitiendo con los pájaros y el mono machín, pues juntos se alimentarán.

De la selva en sus entrañas está llorando el Cristo pobre. ¡Pobre Cristo!
De los machetes en su danza, las mil cruzadas evangelizadoras, no evitaron la matanza…
Mil y un gritos de impotencia. Mujeres violentadas, indígenas esclavizados a punta de lanza.
Miles de voces acalladas a sangre y pólvora clamando con fe por una pizca de compasivo gesto
que el patrón genocida narra como su hazaña y lo llamará historia oficial en un escrito.

Buen obrero de mi tierra, tú no puedes ni comprar…
Con míseras propinas de sirviente, pela pollos, fregonero o dependiente asalariado.
Con uñas partidas y manos agrietadas. Sin patria ni ley justa que lo pueda amparar.
Sin medios ni dinero para celebrar la Navidad, solo amor del campo el cielo te ha brindado.
Cristo pobre: niño, obrero, campesino, invasor, soldado desertor: tú luchas por tu bienestar.

Los juguetes que se venden en vitrinas de ciudad
Son juguetes fabricados por los dueños de una industria indolente al dolor y sin piedad.
Los juguetes del Cristo pobre son hechuras de sus manos modelando tiernos animales.
Esculpiendo en la arena iglesias, campanas y siluetas de mujer, de la etnia kukama su beldad.
Impactantes sonidos onomatopéyicos, a ritmo del tiempo, al calor del sol y fieros vendavales.

Si tú tienes la riqueza, nunca debes olvidar
Que los recursos se agotan, si no se reproducen ni se multiplican las semillas al sembrar.
Que, como amazónico peruano, debes el oro del río, la tierra y la montaña conservar.
Cristo pobre, desde el vientre de tu madre, con cánticos de luz de luna te pudieron arrullar.
El amor expresado en lenguas es tu riqueza ancestral y siempre lo debes recordar.

Que este mundo necesita de justicia y libertad
Paladines de la historia, sus hazañas contarán, en pos de la justicia lucharán por la libertad.
Combatir toda forma de pobreza es un objetivo del milenio y del líder su compromiso ideal.
Cristo pobre, el frondoso bosque es tu hogar, de caoba, cedro, palo sangre, cetico y marupá.
El mundo enfrenta mezquindades, desequilibrio en lo social, la política y economía desigual
Desde la cuna aprenderás que defender los recursos naturales es cuestión de dignidad.

Piececitos muy desnudos, recorriendo la ciudad
Pequeño patacala, héroe del barrio de Belén ofertando en cada puerta su producto familiar:
aguita de coco, alfeñiques, cocadas y turrones, dulce de aguaje, sachamangua y chambira.
Ofertas a pecio ganga: ¡Vendo aguaje… a sol la bolsita!, anuncia el niño en su proclama.
Cristo pobre de duro caminar, ambulante de colectivos motivando al público a comprar.
Niño hombre, exponiendo tu integridad contribuyes a la economía de tu hogar.

Sus ojitos de tristeza van llorando su orfandad
Al nacer perdiste a tu mamá, desde entonces una cruz tienes que cargar.
Tu nostálgica mirada evoca al ángel tierno en tus gélidas noches de soledad.
Tus lágrimas de rechazo, son fuente de agua viva que reclama solidaridad.
Huérfano de la vida, de salud, de iglesia, de escuela, de municipio, de gobierno regional.

Los ríos están sufriendo en silencio su dolor
El Amazonas y sus afluentes sufriendo el embate de depredadores contaminantes están.
Desde las cordilleras el fitoplancton lucha por alimentar a los peces en las cabeceras
En el sublime acto de la especie ictiológica de depositar los huevos para preservar
la sucesión de la cadena trófica, que por centurias a la especie humana alimentarán.

Porque en la casa del pobre ya no existe Navidad
Pues del Jesús bondadoso y vivo se olvidaron y a los textos y altares lo relegaron.
La Navidad con la tecnología mercantilista, al cántico coral de la alegría lo reemplazaron.
Del Cristo pobre que se sumó al proceso de producción, aún nos queda la esperanza
de lograr para la comunidad su amazónica Navidad y la justicia a ultranza.