La reflexión en torno a nuestra educación

(Foto: Rodolfo Ramos)

  • GABEL DANIEL SOTIL GARCÍA
  • Docente principal de la Facultad de Ciencias de la Educación y Humanidades de la UNAP

Sin temor a equivocarme, puedo decir que uno de los mayores problemas que afronta la educación en nuestra región es que, hasta el momento, todos los criterios con los que hemos tomado decisiones respecto al campo educacional se han inspirado en visiones externas a nuestra realidad amazónica; es decir, con enfoques foráneos, pues quienes las han tomado han sido personas con muy poco o nulo conocimiento de la realidad amazónica actual e histórica, sin mayor afecto por ella, con una percepción impertinente de su trascendencia local, continental y planetaria y carentes de un compromiso con la perduración de su pluriculturalidad, multilingüismo y forestalidad.

La ignorancia de la verdadera trascendencia de nuestra Amazonía ha llevado a los gestores educacionales foráneos a asignarle un simple rol de almacén o reserva nacional, de emporio de exotismo, de campo de conquista para todo efecto y de instrumentalidad para satisfacer las necesidades del desarrollo económico del país, todo ello encubierto por un manto protector de diversos mitos ideológicos actuantes en la interioridad psíquica de quienes han tomado tales decisiones.

Sin mayores respetos por la personalidad geo-socio-cultural y espiritual de nuestra región, ella es hoy el campo de acción destructiva de diversos agentes económicos y empresariales, que solo ven en ella un promisorio campo de acción extractiva, que viene profundizando los efectos malignos en toda su integridad.

A ellos tenemos que agregar la acción destructiva de la espiritualidad amazónica originaria que vienen desplegando infinidad de confesiones religiosas, cuyo propósito es la conquista confesional de los pueblos originarios, destruyendo sus paradigmas tradicionales de relación con el mundo circundante, por ser considerados impropios de la modernidad.

Objeto de decisiones al margen de su realidad, carente de análisis y reflexiones, la educación es hoy en la selva el mayor obstáculo para impulsar su desarrollo, pues impide el equipamiento actitudinal-valorativo y cognoscitivo de sus miembros para tratarla con coherencia, para mirarla de manera distinta y para transformarla sin destruirla.

Siendo una región en donde se amalgaman el hombre y la naturaleza en una sola unidad, en una sola esencia trascendente, quienes pertenecen a la cultura mestiza, prejuiciosa y arrogante, desarrollan una educación que implica ver a quienes pertenecen a las culturas originarias como si fueran ignorantes de los códigos de relación con nuestro ambiente natural que es el bosque; una educación que pone como condición para lograr nuestro desarrollo la destrucción de nuestra riqueza forestal, que propugna la desaparición de la diversidad cultural como medio para eliminar la pobreza, etc.

El poder central, con esmero especial, ha elaborado infinidad de mapas de segmentación para diversos recursos naturales que posee nuestra región, que son los referentes para hacer las ofertas internacionales: gas, petróleo, bosque, etc. Con ellos invita al empresariado internacional a “invertir” en la selva con los menores costos posibles pero sin tener en cuenta las consecuencias devastadoras en su riqueza social, cultural y ecológica.

(Foto: Rodolfo Ramos)

En consecuencia, se hace necesario promover una profunda reflexión sobre la educación en nuestra región, para hacer propuestas desde nuestra perspectiva forestal y multicultural, para elaborar proyectos que contrapesen las imposiciones del centralismo administrativo-educacional, que nos está llevando a la praxis de una educación destructiva para los intereses de nuestra Amazonía, tal y como lo viene planteando la política re-centralizadora del Ministerio de Educación.

Es decir, para nosotros, y dadas las peculiaridades de nuestra región, nos es de suma urgencia construir propuestas desde nuestra propia intimidad socio-cultural y geo-ecológica, que expresen nuestra propia manera de ver y actuar en la realidad.

Reitero, modestamente, que gran parte de los problemas que afronta nuestra educación regional es la falta de reflexiones sobre ella y su entorno. Reflexiones que nos permitan desbrozar los caminos para verla con una imagen diferente a la que tenemos de ella en los actuales momentos.

Es decir, nos hemos abocado a hacer educación sin pensar en la educación y menos en la Amazonía, bajo la premisa de que todo lo que se diga de ellas en el nivel nacional es aplicable y pertinente al nivel regional.

Esta percepción ha obviado un acercamiento crítico, reflexivo, a sus circunstancias actuales, que ya no son las de hace medio milenio, con el inicio de las épocas colonial y su continuación en la época republicana.

Nos estamos olvidando que hoy la vemos como nos enseñaron a verla desde aquellas épocas, cuando una nueva cultura (foránea) se hizo presente en estos ámbitos, que empezaron a ser percibidos con el natural etnocentrismo de sus agentes. Y esto es válido tanto para la sociedad nacional como para quienes vivimos en esta región.

En lo básico de esos paradigmas mentales, no ha habido cambios que posibiliten vernos diferentes, desde nuevas perspectivas, con nuevas imágenes, con nuevos roles, con futuros coherentes a su naturaleza.

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