Día del Idioma

¿Desde cuándo el ser humano tradujo en sonidos su pensamiento? Erat autem terra labii unius et sermonum eorundem. “Era entonces la Tierra de un solo lenguaje, y de unas mismas palabras”.

  • Selva Morey Ríos
  • Docente principal de la Facultad de Ciencias de la Educación y Humanidades de la UNAP

¿Desde cuándo el ser humano tradujo en sonidos su pensamiento? Erat autem terra labii unius et sermonum eorundem. “Era entonces la Tierra de un solo lenguaje, y de unas mismas palabras” (Génesis, XI, I. Es la situación de la Tierra antes de la Torre de Babel) y a partir de ese episodio de confusión de lenguas que conocemos por la Biblia, ya más nunca hablamos un solo idioma y el encuentro entre hermanos se hizo muy difícil.

Entendernos… hacer mutuo los sonidos cargados de contenido: sentimientos, metas, anhelos con nuestro interlocutor constituye un importante avance de las relaciones interpersonales que mejora en mucho la calidad de vida a la que todos aspiramos. Responder a los mensajes con precisión meridiana, sin tergiversar los sonidos e intención de alguien que nos habla por una necesidad específica y que requiere muchas veces de ese ir y venir sonoro, variado, musical; algunas veces, torpe; otras, conciliador o forzado de los mensajes que necesita para el equilibrio de su propia existencia, es fundamental para convivir. Hablar, dialogar, el producto de nuestros pensamientos es la facultad humana más importante del hombre que se aprende paulatinamente desde el nacimiento y se sigue aprendiendo en todo tiempo hasta el fin de los días. Sin embargo, no es tan cierto que el ser humano esté condicionado para hablar, es decir, usar el lenguaje oral para indicar todo lo que necesita; sino no hubiera, lamentablemente, seres humanos mudos, testigos de la vida que pasa ante sus ojos sin poder compartirla, a menos que reciban las herramientas que lo sitúen en igualdad de condiciones: estudio de sistemas no sonoros que, si bien es cierto, le darán mejor performance en su actividad participativa social, sin embargo no podrá gozar de la gama interminable de sonidos que definen emociones y sentimientos.

Los sonidos percibidos y reconocidos por el ser humano, interpretan su realidad, conforman su cosmovisión del mundo, lo sitúa en sus creencias, hábitos y costumbres; discrimina de otros sonidos alejados de su cotidianeidad y a los que considera extraños, que le genera dudas y desconfianza hasta habituarse y aprender que estos también tienen contenidos propios con los que es preciso familiarizarse para acceder a otros mundos, pensamientos y creencias que si bien, inicialmente, no tienen interpretación en la suya propia, poco a poco internalizará este fenómeno de adquisición de otra lengua que le permitirá crecer y desarrollar sus capacidades en mejores condiciones y en verdadera inclusión social.

Una lengua no solamente es portadora de cultura, de una manera de organizar el mundo, sino inventora de cultura. Nos ofrece los elementos, las reglas de combinación para crear nuevos términos, nuevas expresiones, de ahí su carácter cambiante, modificable, influenciable de todo cuanto en el mundo aparece como descubrimientos científicos, moda, música, corrientes de pensamiento, tecnología moderna, cambios ambientales, etc. Su variabilidad y riqueza es tal, que aún combinadas las particularidades y características geográficas de los seres humanos deviene en otras formas y modos de expresión con los que los grupos humanos interactúan con eficiencia. Formas particulares que son reconocidas en ámbitos geográficos colindantes y a los que científicamente se denomina dialecto, los mismos que se nutren de la lengua de origen y la idiosincrasia de los pueblos que la usan. Amén de otras combinaciones que surgen de la actividad humana producto del desarrollo de los pueblos y que el antropólogo y lingüista peruano Alfredo Torero Fernández de Córdova (1930-2004) creador de la Lingüística Andina las estudiara y a las que se conoce como jerga o argot, excitante forma lingüística preferida de los jóvenes. A diferencia del dialecto, la jerga no es una variante geográfica de una lengua, tiene una extensión menor y es exclusiva de grupos sociales determinados. Si la jerga perdura en el tiempo y se generaliza, termina integrándose al dialecto regional, perdiendo su denominación de jerga para identificarla como regionalismo. En general, se utiliza el término jerga para referirse al lenguaje técnico entre grupos sociales o profesionales y el argot para todo tipo de palabras y frases entre personas de una misma posición, rango o alcurnia. Así, una de las funciones de esta importante facultad facilita información al interlocutor quien especula desde su origen y procedencia, las actividades que realiza, además de otras pistas de su individualidad, solo por las expresiones que utiliza y cómo lo hace.

Esta herramienta valiosa de nuestra posesión nos permite esgrimirla como espada para herir, pero también como bálsamo tibio y maternal para sanar; permite conducir hasta alcanzar la excelsitud de la obra humana como abatir debilitando voluntades; cura y sana; alienta y desanima; afirma y debilita; dicotomías muchas que se encuentran en la naturaleza misma de su esencia y de quien la usa. Posee gran poder porque mueve conciencias; motiva voluntades; genera opiniones, cambios, ojalá siempre por el buen camino.

Sus beneficios terapéuticos son innegables, sirve de catarsis para liberar tensiones. Quien no ha sentido una gran paz interna cuando, requiriendo esclarecer sus dudas, sus preocupaciones ha buscado y encontrado el diálogo que lo libra de angustias, algunas veces infundadas; otras, aclaratorias. La salud se ve fortalecida y mejora las interacciones cotidianas; ello se debe al proceso que se realiza en los seres humanos en el que interviene principalmente el cerebro, que es quien gobierna nuestros actos.

Estas consideraciones son apenas una mínima parte de las bondades de la fecha conmemorativa del idioma o lengua, este 23 de abril, pero es propicia la ocasión para enaltecer la importancia vital que tiene esta facultad humana en el mundo.