Vigencia del bullying

En nuestro país, un total de 6300 estudiantes (20% de casos de violencia) denunciaron haber sido víctimas de bullying...

  • Selva Morey Ríos
  • Docente principal de la Facultad de Ciencias de la Educación y Humanidades de la UNAP
  • selvamorey@hotmail.com

Bullying, término que significa maltrato o acoso físico al que someten de forma continuada a un alumno, sus compañeros. Insultar, hablar mal de alguien y poner apodos son las formas que se presentan con mayor ocurrencia. En menor grado, amenazar para meter miedo, ignorar, esconder cosas, no dejar participar, robar, son otras formas de acosar.

Esta lacra social se ha instalado principalmente en los centros educativos, primarios y secundarios, a donde concurren niños y jóvenes en formación, que justamente por estar en el proceso de aprendizaje y socialización no han desarrollado la autoestima suficiente para repeler los ataques de los que son objeto por sus propios compañeros de aula.

¿Cuáles podrían ser las causas de esta forma de comportamiento amenazador, de negativo liderazgo en quienes lo practican y someten a sus compañeros de estudios?

Muchos analistas concluyen que el hogar, primordialmente, contribuye para el arraigo de estas conductas agresivas a los están sometidos los hijos. La falta de valores que se practica en la familia, el irrespeto entre los padres, el sometimiento brutal de la mujer ante el marido, los insultos, la falta de cortesía, son las líneas maestras que se graban en la mente del niño haciéndolo vulnerable, débil, sometido, o por el contrario, agresivo, amenazante, sin atisbo de respeto a los mayores como un resarcimiento a la vida que lleva y que no soporta. Este producto llega al centro educativo, donde adopta la conducta que va a favorecer a sus intereses, sea el malsano liderazgo o el sometimiento al bullying.

Los que adoptan el insulto, la mofa, la burla, los golpes, el adjudicar apodos a sus compañeros, el desaliño, la falta de respeto a todos y a todo se constituyen en los líderes a los que sus amigos siguen sometidos por temor; por el contrario, los más débiles son el blanco permanente de sus pullas, sus agravios, que padecen en silencio sin reportar ni a los maestros, menos a sus padres, por temor a las represalias e impunidad.

De igual modo en la escuela algunos maestros practican el bullying, cuando no guardan las formas adecuadas para el trato respetuoso con y entre sus alumnos, cuando existen las preferencias y estos perciben la injusticia en las calificaciones, o también, cuando hay desinterés en el proceso enseñanza-aprendizaje que perjudica la autoestima del alumno, además del uso de expresiones y tono de la voz incongruentes en el plano de la enseñanza; la burla que avergüenza a los alumnos o el adjudicarle apodos.

La sociedad contribuye también para la proliferación de este fenómeno, cuando los niños deben trasladarse a sus centros educativos y no son aceptados en las unidades móviles, porque pagan pasaje escolar que no es rentable para las empresas de ómnibus.

En la estadística internacional quienes están más expuestos a este padecimiento social son los varones, aunque luego se equipara con el porcentaje femenino.

En Chile por ejemplo, el 50% de los varones lo padecen ante un 42% de las mujeres, mientras que en Venezuela, la brecha es mínima, un 37% de varones ante un 36% de mujeres.

México ocupa el primer lugar en el bullying de los centros educativos, más de 18 millones de alumnos de primaria y secundaria tanto públicas como privadas según el estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

En nuestro país, un total de 6300 estudiantes (20% de casos de violencia) denunciaron haber sido víctimas de bullying entre el 15 de septiembre de 2013 y el 30 de abril de 2016 según reporte oficial del Ministerio de Educación en el 86% de instituciones públicas y el 14% de instituciones privadas; aunque la mayor incidencia de los casos ocurre en Lima Metropolitana. De Loreto, se cita 66 casos en este periodo, ante los 380 de Junín, todos en escuela pública. Contamos en el país con la Ley 29719 que promueve la convivencia sin violencia en las instituciones educativas, es la Ley Antibullying aprobada en junio de 2011, cuyo objetivo es frenar y sancionar el acoso escolar. Pero una ley no es una varita mágica que erradica el mal mientras no haya la predisposición de la comunidad en su conjunto para tomar medidas desde todos los protagonistas sociales.

Este fenómeno tiene muchas aristas y muchos protagonistas, lo más común es entre escolares, el 61%; pero también existe de docentes a alumnos y de adultos a escolares en un 39%. El perfil de las víctimas por sexo es de 53% en varones y 47% en mujeres, entre la primaria y la secundaria; y los tipos de violencia a los que se exponen en orden descendente son: física, verbal, psicológica, sexual, por internet/celular, por robo y con armas.

Si vamos rebuscando otras formas existentes, tendremos que concluir que estamos viviendo un tiempo de muchos cambios sociales que tienen raíces profundas de mala economía, políticas erradas, discriminación, falta de oportunidades que hacen mella, lamentablemente, en las generaciones que se levantan sin mayor seguridad, confianza y mejor calidad de vida; por otra parte, la ausencia de políticas para prevenir la violencia y el acoso escolar ha derivado en bajo rendimiento, deserción, así como el incremento de suicidios entre menores de 5 a 13 años principalmente, por sentirse agredidos, humillados y maltratados en las redes sociales.