Celebrando la fiesta de San Juan

Identidad, cultura y tradición

  • GABEL DANIEL SOTIL GARCÍA
  • Docente principal de la Facultad de Ciencias de la Educación y Humanidades de la UNAP

Además de poseer características geográficas y ecológicas propias, la Amazonía peruana es culturalmente diversa, no solo porque en su ámbito existen múltiples pueblos originarios, sino porque en ella se ha dado un peculiar proceso de mestizaje religioso-cultural que se expresa en la celebración de la FIESTA DE SAN JUAN, el 24 de junio de cada año, ocasión en la que expresamos nuestras raigambres culturales mestizas, propias de la región selvática, mediante diversos

comportamientos sociales.

Dado que no ha habido un registro sistemático del proceso histórico de esta festividad, en los actuales momentos podemos encontrar diversas versiones acerca de su génesis social, las cuales posibilitan tener aproximaciones variadas a dicho fenómeno. Pero, lo que ya está meridianamente claro es que fue traída por los migrantes que se desplazaran por los departamentos de Cajamarca, Amazonas y San Martín hasta llegar a la selva baja, vía ríos Huallaga y Marañón desde el siglo XIX, zona en la que ya existía toda una avanzada evangelizadora por obra de los misioneros Jesuitas, iniciada desde el siglo XVII.

Una de esas versiones hace referencia a que la celebración de la FIESTA DE SAN JUAN comenzó en el sector en donde quedaba el fundo de Guayabamba de Dn. Isidro Torres en los primeros meses del Siglo XX (1900), hacia donde llegó un viajero procedente de Jeberos, en el río Huallaga, apellidado Mozombite, con toda su familia, quien trajo una imagen de San Juan Bautista, que según se decía en esa época, era parte de un robo sacrílego cometido en una Iglesia ecuatoriana. Los relatos dicen también que, para tranquilizar su conciencia comenzaron a organizar veladas en honor de la mencionada imagen de San Juan en el mencionado fundo de Dn. Isidro Torres, quien se hizo un entusiasta promotor de dichas veladas, que comenzaron a ser conocidas por familias de la naciente ciudad de IQUITOS. Así comenzó a ser conocido que cada 24 de Junio se celebrara en honor a San Juan tales veladas a las que asistían los peregrinos después de caminar por trochas dentro del bosque, algunos de ellos en briosos caballos que eran muy comunes en esa época, otros en lentos mulos, así como en carretas haladas por caballos, en bicicletas, etc.

Dada la relativa lejanía del lugar, las familias enteras se movilizaban portando en canastas o en bolsos sus juanes y recipientes con chicha de maíz, para pasar el día en la velada al Santo.

Es así como se inicia la costumbre de salir al campo a pasar el día con toda la familia llevando los juanes y la chicha, costumbre que continuó aun cuando la comunidad se trasladó más hacia el sur, en la actual ubicación, en donde continuó teniendo un carácter religioso y campestre, de disfrute familiar de un día muy especial bajo los árboles, en donde se tendía un gran mantel y se colocaban los juanes y los envases de la sabrosa chicha para el disfrute de toda la familia y sus invitados.

Dada la trascendencia que iba adquiriendo la celebración de esta fiesta, el Gral. Manuel Odría, el 9 de junio de 1956 declaró feriado en IQUITOS, el 24 de junio de cada año. Pero, en 1965, el presidente Dn Fernando Belaunde Terry declaró al 24 de junio feriado en todo el departamento de Loreto, fiesta que después alcanzaría dimensión amazónica tal y como es hoy en día.

Por cierto que con el cambio de los tiempos culturales, la ritualidad característica de los primeros tiempos ha cambiado también en concordancia con la religiosidad propia de la época.

Pero la herencia cultural sigue allí efervescente, motivando a las nuevas generaciones que responden a los nuevos tiempos con la relativa fidelidad al pasado y a su actual forma de ver su realidad.

Este año se ha puesto como lema celebratorio “AL RESCATE DE NUESTRAS TRADICIONES”, en el marco de un extenso programa de actividades, que requieren la más plena participación de la colectividad. Con ello se pretende fortalecer la raigambre cultural ancestral en cuanto sea posible; sin embargo, se debe tener en cuenta que las condiciones ambientales, sociales y culturales ya no son las mismas de lejanos tiempos.

Detenerlos es imposible y debemos aceptar que las nuevas generaciones tienen derecho a imprimir su sello en las actividades patronales y las antiguas tenemos el deber de orientarlas para que conserven su identidad con orgullo de pertenencia cultural, para conservar su sabor a fiesta amazónica con sus peculiaridades culturales así como debemos preservar el delicioso sabor de nuestro Juane.

Con ello lograríamos emitir nuestro aporte a la cultura universal, enriqueciéndola con nuestra manera de ser, fortaleciendo los atractivos turísticos de esta hermosa y peculiar región y preservaríamos su esencia espiritual.

¡FELIZ FIESTA DE SAN JUAN – 2016!

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