Responsabilidad, compromiso académico y avance intelectual

Otra jornada de los estudios universitarios que termina, la misma que se inició con tanta expectativa.

(Foto: de la web)



  • Selva Morey Ríos
  • Docente principal de la Facultad de Ciencias de la Educación y Humanidades de la UNAP
  • selvamorey@hotmail.com

Otra jornada de los estudios universitarios que termina, la misma que se inició con tanta expectativa, no solo por la adecuación al currículo de la nueva Ley Universitaria 30220, sino porque ahora la comunidad universitaria amazónica en pleno debe también adecuarse convenientemente a sus exigencias.

Ha sido un tránsito de cuatro meses con altibajos, los mismos a los que nos tiene acostumbrada la actividad universitaria y las reclamaciones permanentes de los diferentes estamentos. En fin, ese es otro tema. El que ahora me insta a escribir es la experiencia de nuestros noveles alumnos del primer ciclo en el área de lingüística, obviamente esta experiencia no es nueva aunque las connotaciones actuales difieren en algo. En años anteriores se han visto inconsistencias académicas igual que ahora, pero estas, alarmantemente van en aumento. Ya no solo en el hecho de la incomprensión de algunos temas sino en la inseguridad y dudas permanentes que el estudiante manifiesta ante las evaluaciones escritas que son de rigor. No están entendiendo las pautas o directivas que se indican para la resolución de las preguntas en los exámenes o prácticas. Algunos preguntan, otros no y se puede observar, en estas circunstancias, alumnos dubitativos, que no escriben nada y menos manifiestan una actitud de interés en lo que están haciendo, situación que también se observa en el discurrir de las clases en las que no ponen atención. Por lo menos, actualmente, vamos teniendo (docentes y estudiantes), un acuerdo para el uso de los teléfonos móviles, ya que es imposible erradicar esta modalidad masiva. Reza el dicho: si no puedes contra el enemigo, únete a él. Ya no funciona la reconvención, esta es la era de los acuerdos, se gana tiempo, energía y se practica la democracia. Pero aún queda el otro problema, mucho más preocupante, el de los estudiantes que no le encuentran ningún interés a lo que hacen.

El estudio para los mayores

Pude observar, no obstante, en esta jornada que finaliza a algunos estudiantes mayores. ¡Con unas ganas de saber!, preocupados por sus notas, preguntándolo todo. Indicando que cuando estudiaron los temas que se refrescan en la asignatura antes no los habían visto. Es gratificante esa actitud, además de certificar que la responsabilidad y el compromiso llegan con la madurez. Si es cierto que la juventud con su energía desbordante es el rubro que exigen los puestos de trabajo ya que incluso las becas para estudio tienen fecha de caducidad (treinta años como máximo), se está dejando de lado un aspecto importante, la sapiencia que trae el paso de los años; ya controladas las manifestaciones juveniles dando paso a la moderación, el respeto a las opiniones ajenas, practicando el diálogo en el que hay uno que habla y otro que escucha, atiende a su interlocutor no solo con el órgano auditivo, sino con la mejor intención para su beneficio. Estas personas mayores que no pudieron estudiar antes por equis razones, están ávidas hoy por seguir aprendiendo, máxime si la tecnología moderna los está conminando al reto y dándose perfecta cuenta de su obsolescencia y de la necesidad de una actuación igualitaria en el mundo actual, en el que ya no se puede prescindir de aprender, con el riesgo vital de quedar fuera del “sistema humano y laboral”. Razones que la Universidad debería contemplar y dar la oportunidad con cursos cortos de actualización con una certificación, tal como universidades de la costa vienen haciendo.

La composición de los estudiantes universitarios

Sin embargo, la composición de los estudiantes universitarios es muy variada, entre la masa estudiantil existen grandes desventajas entre ellos para asumir las responsabilidades académicas. Muchos lo tienen todo y no se preocupan por su propio crecimiento intelectual, por estudiar; hay otros en cambio, con serias dificultades económicas a los que se les debería solucionar el problema más angustiante como es el alimento y la vivienda porque están separados de su familia, viviendo en pensiones, o en algún cuarto solitario sin mayor protección. Estos últimos pertenecen a comunidades indígenas con serias deficiencias de lenguaje por la ineficiencia en el uso de la lengua castellana, que no les procura un mejor aprendizaje de las materias que llevan en cada ciclo. Estos estudiantes sí se preocupan y exigen algunas mejoras porque son conscientes de la vida dura que pasan en sus comunidades y saben que el estudio les anticipa mejores condiciones a futuro; pero necesitan de sus tutores para solucionar esta problemática. Responsabilidad universitaria.

En conclusión, académicamente la Universidad tiene retos y compromisos por la composición de sus usuarios. Unos estudiantes despreocupados con grandes posibilidades materiales; otros, la gente mayor, a los que faltaría actualizar y darles alguna oportunidad para mejorar su performance individual y social y, por fin otros, a los que se debe apoyar en lo básico y fundamental, los estudiantes indígenas, que son ciudadanos de la región con igualdad de derechos y obligaciones sí, pero que ahora necesitan apoyo para su inclusión social. Y no son pocos.